Hoy desde dejoven os proponemos acabar con un tópico que aunque no debería, sigue en la mente de muchas personas a la hora de elegir qué ponerse en su día a día, “Los vestidos negros son sólo para la noche”; pues queridas lectoras tengo que confirmaros que esto es una absoluta mentira.
Los vestidos negros (clásicos) tienen una larga historia a sus espaldas, desde que los inventará Cocó Chanel hará 86 años, pero son prendas básicas e imprescindibles que nos pueden salvar de cualquier apuro. Bien combinados pueden llevarse en cualquier hora del día y, lo más importante: son vestidos atemporales; perfectos para cualquier estación del año, por lo que la compra de un vestidito negro puede llegar a salir mucho más rentable que la de cualquier otra prenda.
Lo ideal para los meses de invierno es combinarlos con medias y cazadoras de piel para un look más moderno, y si nos decantamos por un look clásico siempre es aconsejable el uso de abrigos principalmente largos o del mismo largo que el vestido.
Para otoño las chaquetas vaqueras son aliados perfectos y para verano… qué decir, unas simples bailarinas pueden quedar fabulosas.
Una opción para darle toques de color discretos puede residir en los complementos (al igual que en los zapatos), usar colgantes, pulseras o sombreros de colores puede darle mucha vida al conjunto sin quitarle nada de clase.
Otra opción muy interesante es la de jugar un poco con el maquillaje, ya que el vestido es negro… ¿Por qué no darle algo de color a nuestros ojos?
En definitiva, los vestiditos negros son prendas muy prácticas y necesarias, que dan la oportunidad de crear mil looks diferentes y originales; una de esas prendas MUST que toda mujer debe tener como fondo de armario.