En otros tiempos jamás se hubiera soñado con que la ropa militar saltará de las batallas a las pasarelas, y más aún uno pudiera andar por la calle con atuendo militar sin ser soldado. Pero … es así.
Para los jóvenes vestir ropa militar es un acto de rebeldía, muchos de ellos escapan a cualquier encasillamiento en tribus urbanas, es decir levan pantalones militares, botas o chaquetas porque se sienten bien con ellos, están cómodos.
La ropa militar también ha dado un salto cuantitativo e incluso puede llegar a ser sexy, es común que haya ropa deportiva con estampado militar; los ritmos más usados en los gimnasios para perder peso por ejemplo zumba tienen una vestimenta propia, que a la vez es su enseña y entra dentro de un complejo sistema de marketing. Los pantalones y estampados militares entran dentro de su vestimenta, más cortos, tipo pirata, con variedades en el color del estampado, pero al fin y al cabo notoriamente militares.
Estas disciplinas deportivas también se sirven de los avances que se usan en la ropa militar para mejorar la transpiración o repeler el agua, esto rápido salta hacía el mercado de la moda.
Nuestros jóvenes van vestidos de militares cuando salen con sus amigos y a los padres y abuelos puede chocarnos, pero es un estilo con el que se identifican y les hace sentir bien, no hay que ir más allá. Muchos de los que así se visten tienen ideales pacifistas. Cómo todo, a la mayoría se les asa con el tiempo, suelen ser etapas, después las obligaciones laborales hacen que adoptemos otro tipo de ropa. Y la etapa de rebeldía y contestación en la que nos vestíamos de militar cada vez queda más lejos y se difumina en el tiempo.
Es su estilo, su moda joven, la adolescencia pura.