Cuando en la adolescencia surge la oportunidad de acudir a alguna ceremonia se suele plantear un choque entre lo que los chavales quieren y lo que quieren sus padres. Y es que es difícil porque en esta edad no son niños pero tampoco adultos.
Recuerdo que cuando tenía 16 años se casó una amiga mía, pues tuvimos una gran bronca mi madre y yo porque yo quería ir con un traje de fiesta y mi madre que no, la boda era de mañana, al final las dos cedimos.
En el caso de los chicos es más sencillo pues con atenerse a un traje lo tienen más o menos solventado.
Es distinto si la ceremonia es en familia: boda, comunión de un hermano, a si es una celebración entre amigos como era mi caso.
Como los chicos lo tienen más fácil, vamos a hablar de ropa de chicas. Es importante que la ropa que elegimos no les ponga años encima, esto también suele ser motivo de disputa.
Si la celebración es familiar, como la comunión de un hermano o primo no se debe elegir un traje de fiesta, hay muchísimos vestidos muy bonitos que se pueden comprar que realzaran la belleza de las adolescentes.
En cambio, si la celebración es de amigos si que podemos dar un poco más de chance a nuestra hija e informarnos de cómo van a ir vestidas el resto de chicas. Dentro de este abanico podremos orientarla y buscar un modelo que sea bonito y no muy brilloso.
El deseo de parecer mayor, puede hacer que las chicas adolescentes deseen vestirse de manera que a los padres les parezca poco adecuada. Encontrar un término medio será algo difícil pero que con paciencia y sin enfados podremos conseguir. Hoy en día la moda nos ofrece muchas más posibilidades.