Hay muchos mitos entorno a la lactancia que vale la pena revisar, sobre todo para que no te crees ideas falsas que puedan preocuparte antes y durante tu embarazo.
- Algunas mujeres producen leche aguada que no alimenta bien al bebé.
Esto es falso. La leche que se produce inmediatamente después de parto se llama calostro y es semitransparente. Esta leche, que podría tener una apariencia “aguada”, debe ser el primer alimento de tu bebé ya que contiene todo un conjunto de componentes proteicos y células beneficiosas que le dan inmunidad al recién nacido.
- El tamaño de los pechos y la forma de los pezones tienen que ver con la producción de la leche.
El éxito de la lactancia no tiene que ver con la forma ni el tamaño de los senos ni los pezones, esa es una característica hereditaria de cada mujer y no tiene relación con la producción de leche. Los senos siempre crecen durante el embarazo y más aún en la lactancia: mientras más amamantes a tu bebé, más leche producirás.
- La lactancia materna en exceso causa obesidad en el niño.
Está comprobado que esta afirmación no es correcta, ya que los bebés controlan la ingesta de la leche de acuerdo a sus propias necesidades y por eso no podrían ser obesos. Lo que sí podría causar obesidad infantil es la ingesta de fórmulas y otros alimentos complementarios en exceso.
- Amamantar mucho tiempo a los bebés los vuelve dependientes.
Esto es falso. Los bebés tienen la necesidad de alimentarse con la leche materna y, cuando la mamá la ofrece a su bebé, refuerza su seguridad y el lazo afectivo entre ambos, pero no lo vuelve dependiente. La lactancia es necesaria y buena para todo bebé y no trae consecuencias de este tipo.
- Para producir leche hay que consumir mucha leche.
Es una creencia antigua que para que una mamá produzca mucha leche, debe aumentar el consumo de lácteos, pero los especialistas indican que una dieta balanceada con verduras, frutas, cereales y proteínas puede por sí sola ser buena para la mamá y ayudar a la producción de leche de forma natural.